RETO MODULO 2. MARIA LOPEZ GARCIA.
Más allá del reconocimiento a
todas las mujeres con reseña en Wikipedia, yo quisiera dejar aquí mi
reconocimiento a las mujeres del rural gallego del siglo XX y anteriores, y
para ello voy a elegir a mi abuela materna Maria.
Las zonas rurales de Galicia
siempre han estado cubiertas de un aura mágica, procedente de la falta de
información y del aislamiento de la región del resto de la península. Varios
escritores y escritoras han recogido esas peculiaridades en sus obras. Obras
literarias como Los Pazos de Ulloa de
Emilia Pardo Bazán o El Bosque Animado
de Wenceslao Fernandez Flórez, reflejan ese estrecho contacto de los habitantes
de esas zonas con la naturaleza salvaje y con las supersticiones. Ese
aislacionismo y esa superstición no creo que tenga otra base que la falta de
educación, escuelas, centros culturales, etc. En una de esas zonas, en el
centro del territorio gallego, nació mi abuela Maria.
María nació en O Pedral, un lugar
del pueblo de Boimorto. Su nacimiento fue inscrito en el registro de Arzúa, el
28 de Mayo de 1910. Su familia fueron en total 16 hermanos, de los cuales
fallecieron la mitad, todos los varones. Solo sobrevivieron las mujeres. Ella
fue la tercera hija de la segunda mujer de su padre, que enviudó cuatro veces.
Su madre y las demás mujeres de su padre fallecieron en los partos o por
complicaciones posteriores.
O Pedral a día de hoy. Boimorto. A Coruña.
El bisabuelo trabajaba en el
campo, tenía una yunta de bueyes para arar las huertas de quien precisase sus
servicios. La prole femenina se repartía las tareas del hogar y del campo. En
el caso de María, cual Heidi galaica, era conminada a salir de casa por la
mañana a acompañar al ganado al campo, y su padre le decía que no volviese
nunca antes de que el sol se vislumbrase por debajo de la barriga de la vaca.
Así ahorraba una boca que alimentar durante el día. Y si llegaba demasiado
pronto a casa el padre “le medía el lomo”. María contaba “eso si me pillaba,
porque yo escapaba corriendo”. El patriarca cuando no estaba trabajando solía
frecuentar el bar, donde llegó a perder los bueyes en el juego.
Por supuesto, en ningún momento recibe
ningún tipo de educación. No aprenderá nunca a leer ni a escribir.
Al ver a la familia seguir
creciendo y como aumentaba la precariedad y los conflictos con las siguientes
mujeres de su padre, a los dieciséis años emigra a Betanzos, acompañando a sus
hermanas, y comienza a servir en las casas de las familias acomodadas del
pueblo. Por esa época, existen familias de clase alta pertenecientes a la
burguesía industrial y a la clase militar. Servir en una casa era de las pocas
salidas laborales para una niña analfabeta que sabía hacer las tareas habituales
del hogar.
Además de trabajar sirviendo, y
de ayudar en la casa de su hermana Angelita, ya casada y con hijos, también trabaja
en el campo, en régimen de aparcería o en huertas de la familia. Con 36 años se
casa con el cuñado de su hermana, y cinco años después nacerá su única hija,
Marisa. A partir de entonces todos sus esfuerzos estarán volcados en ella. Mientras
su marido trabajaba en una fábrica de madera y su sueldo era destinado a pagar
el alquiler y al ocio habitual en los varones de un pueblo famoso por sus
tabernas, el trabajo en las huertas servirá para alimentar a su familia. Parte
de los productos serán vendidos en los mercados del pueblo para conseguir
dinero y pagarle una educación. Más allá de la enseñanza obligatoria, María invertirá
esos escasos reales en clases particulares para que pueda disponer de las oportunidades
que ella no tuvo. Clases de formación “femenina” como coser, bordar, calcetar, etc.
pero también más adelante clases de mecanografía, taquigrafía, y de secundaria
para poder acceder a un título examinándose en A Coruña.
Los sacrificios de Maria,
atendiendo a su hogar, a su trabajo y a las huertas que trabajaba, iban
encaminados a conseguir que su hija consiguiese la autonomía que ella nunca
tuvo, la formación a la que ella no pudo acceder, y capacidades que le
permitiesen afrontar la vida lo más independientemente posible. En mi opinión la
vida de María es de una heroicidad y una visión muy adelantada a su tiempo y a
la sociedad en la que le tocó vivir. Gracias a ello su hija empezó a trabajar
de administrativa en una fábrica de confección del pueblo.
Su esfuerzo, por desgracia, fue
necesario. Mi madre enviudó con 29 años y tuvo que sacarnos adelante a dos
hijos, algo que no hubiese sido capaz de no ser por su esfuerzo y el de María,
que la ayudó siempre hasta que el Alzheimer no la dejó seguir. Murió en 1992
con 82 años.
Nos solemos asustar cuando
comprobamos los cambios a los que nos estamos enfrentando a finales del siglo
pasado y comienzo de éste, pero da vértigo pensar aquellos que se encontraron
nuestros padres gallegos, que pasaron de una sociedad agrícola a otra más
avanzada. Esta mujer que, sin formación alguna, supo preparar a su hija para
una primera revolución femenina, enseñándole a ser lo más independiente posible
y prepararse para depender lo menos posible de cualquier hombre, merece todo mi
reconocimiento.
Para imaginar cómo sería aquella
aldea donde nació María, no veo mejor forma que poner este video grabado cerca
de aquel lugar, con la música de una vecina suya, Luz Casal.
Para pensar como fueron los partos de mi bisabuela y las
siguientes mujeres de mi bisabuelo, este estudio es muy interesante:
https://mgyf.org/wp-content/uploads/2017/revistas_antes/revista_115/93-100.pdf
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